Cuando sufrimos un golpe, caída, lesión, o tenemos un dolor o enfermedad que nos afecta, sabemos muy bien (o deberíamos saberlo) que el médico es el primer profesional al que debemos recurrir, para que establezca un diagnóstico que luego puede dar lugar a un tratamiento médico o bien necesitar la intervención de otros profesionales sanitarios. En este punto, creo que es importante recordar (o descubrirle a quien no lo supiera) que existen muchas titulaciones no oficiales y pseudoprofesionales que pueden poner en peligro nuestra salud.
La delgada línea entre la fisioterapia y la «churroterapia»
«La fisioterapia es una disciplina que de forma muy generalista puede decirse que ayuda a la persona a recuperar las funciones y capacidades perdidas mejorando su calidad de vida. Trabajamos con nuestras manos y aunque en cierta medida utilizamos protocolos, cada persona es un mundo rodeado de sus propias circunstancias.
Cuando me encuentro enfrente de mis alumnos les transmito toda la pasión que me aporta mi profesión de la forma más realista posible. Enseñamos horas y horas de valoración y técnicas. Les introducimos en el maravilloso mundo del trabajo con terapia manual y año tras año reforzamos a los alumnos en el trabajo con las manos. Se les insiste en la importancia de ser cercano y estrictamente respetuoso con el paciente. Tenemos que prepararlos para enfrentarse al mundo laboral y que sepan que a pesar de que el sistema falla a la hora de entender la fisioterapia, ellos estarán dentro por lo que nunca deben de perder la esencia de su profesión.
Cuando digo que el sistema falla me refiero al enfoque que desde las compañías de seguros se suele dar a la rehabilitación en general y a la fisioterapia en particular. Este enfoque visto como negocio de tratamiento por sesiones, puede ser lucrativa para algunos, pero desprestigia la profesión y puede no ayudar al paciente. El precio que paga una compañía de seguros por término medio y por sesión a una clínica de fisioterapia es de 6 euros. Por tanto, para que salgan las cuentas se deben de tratar muchos, pero que muchos pacientes. Es necesario saber estos datos para entender que, tras 20 sesiones de rehabilitación apenas se le ponga la mano encima al paciente. Suelen ser sesiones de una hora y media de duración pasando de una máquina a otra y realizando, a lo sumo, algún ejercicio.
En consulta, a diario me encuentro con pacientes que vienen de realizar tratamientos de este tipo y no han notado mejoría tras muchas sesiones. Sólo falta indagar mínimamente para darte cuenta que no le han hecho tratamiento de fisioterapia sino de «churroterapia» como yo le llamo, comparándolo con la máquina de hacer churros, en la que el profesional prácticamente no toca al paciente y sale de la clínica con la sesión hecha.
Al paciente se le aborda de forma individual y para su problema individual, y habrá ocasiones en las que una sesión será suficiente y habrá ocasiones en las que se necesitarán 20 o más. A modo informativo se puede decir que una sesión de fisioterapia en ámbito privado no debería durar menos de una hora. En el ámbito público la demanda asistencial es tan brutal que es imposible dedicar este tiempo al paciente. No obstante se debería hacer todo lo posible por atenderle el máximo tiempo posible. Por otra parte, en el ámbito de las compañías de salud en las que se deriva al paciente asegurado (que paga religiosamente sus cuotas) a clínicas concertadas, se debería dedicar al menos media hora a tratamiento directo con el paciente.
Aunque yo trabajo clínicamente en el ámbito privado y no acepto compañías de seguro, soy docente en el ámbito público, y opino que lo ideal sería que todo el mundo fuese atendido de forma individualizada y con el tiempo necesario, pueda o no pueda pagarlo. Los seguros de salud hacen su negocio y el profesional es libre de subirse o no al carro.»
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