O te pones en forma o no te aseguro

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 Crece la tendencia de las compañías a exigir a sus clientes un comportamiento saludable

Algunos expertos señalan que en un futuro no muy lejano solo suscribirá pólizas que prometen recompensas para los clientes que van al gimnasio y usan gadgets tecnológicos para medir su actividad física.

¿Es razonable que las compañías de seguros de vida y salud exijan a sus clientes que sigan hábitos saludables y demuestren que intentan ponerse en forma? Lo cierto es que sea lógico o no este es un hecho que ya está sucediendo. John Hancock, una de las compañías de seguros de vida clásicas en los Estados Unidos, anunció recientemente que en un futuro no muy lejano solo suscribirá pólizas que prometen recompensas para los clientes que van al gimnasio y usan gadgets tecnológicos como pulseras o relojes que controlan la cantidad y calidad del ejercicio que efectúan.

Estas ofertas son incipientes por parte de las aseguradoras, pero van penetrando progresivamente. En Gran Bretaña ya hay más de un millón de clientes con pólizas de este tipo. Resulta lógico pensar que las personas que contratan un seguro de salud intenten mejorar su estado. Y hoy en día la tecnología permite controlar la evolución de los clientes. Mediante gadgets como el reloj o la pulsera de actividad física que mide calorías quemadas, distancia recorrida o la calidad del sueño, y de una app instalada en el móvil, el asegurador puede saber qué hace el asegurado y proponerle retos periódicos asociados a recompensas variadas.

El hecho de lograr que cada vez más personas se esfuerzan por mejorar su estado de salud es bueno para la sociedad en general, aunque conceptualmente, si se llevara al extremo, podría amenazar uno de los principios fundamentales de cualquier mercado de seguros, ya que el seguro se basa en ignorar nuestro destino individual. Es esencial para el negocio del seguro pensar que cualquier persona puede llegar a ser un mal riesgo y esto hace que sea conveniente para todos asegurarse contra esa remota posibilidad. La agrupación de riesgos individuales que solo se pueden conocer en conjunto es la clave del sistema: los asegurados desean evitar las consecuencias de la desgracia, mientras que los aseguradores buscan clientes que eviten la desgracia.

Las compañías aseguradoras necesitan recabar la mayor cantidad de datos posibles y con la máxima variedad posible

Ambos coinciden en un objetivo común, ya que las dos partes salen ganando si se encuentra el camino para reducir el riesgo. El cliente tendrá pólizas más baratas y la compañía tendrá menos siniestros que atender. El reto ahora es lograr el máximo número posible de datos que ayuden a evaluar el riesgo de la forma más precisa posible. En Estados Unidos hay empresas de ‘machine learning’ que utilizan 400 tipos de datos no estrictamente médicos para predecir los riesgos y costes médicos y también para señalar cuales son los clientes potencialmente mejores para asegurar. Pero en otros casos simplemente sabiendo el código postal del cliente ya se le puede catalogar con un nivel de riesgo concreto.

Lo que ha quedado claro es que para afrontar el futuro de forma adecuada, las compañías aseguradoras necesitan recabar la mayor cantidad de datos posibles y con la máxima variedad posible. Solo el conocimiento exhaustivo del mercado en general y del cliente en particular le permitirá a la compañía competir con posibilidades de éxito en un mercado cada vez más complejo.

 

Fuente: lavanguardia.com

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